He llegado a una conclusión muy importante en mi vida adulta.

No podré llegar a querer a un hombre completamente si ESTO no le gusta.

He dicho.

Este es un rock que te deja sin palabras. Es pura fuerza, cruda y bestial. No hay más que decir. Solo queda escuchar, saltar y gritar.

Hay algunos amigos míos que no les gusta ACDC. Claro que no es requisito que te guste el hard rock para ser amigo mio, y con ellos he ido a varios conciertos de rock que he disfrutado enormemente, pero cuando llegue el momento de que estos tios pisen Lima y hagan un juergón, ¿con quién iré? Con ellos no, eso está claro.

La inclusión de gran parte del repertorio de ACDC en el soundtrack de la última película de IRON MAN me decepcionó. Digo, si yo fuera el director, hubiera usado el soundtrack excelentísimo en vez de solo Shoot to thrill al comienzo y un pedacito de Highway to Hell al final. No explotaron la música y aparte de Robert Downey Jr. la pela me aburrió.

Escuché a alguien decir que ACDC hace la misma música de siempre, que no ha evolucionado, ni ha hecho experimentos. Ellos y nosotros, sus fans, tenemos un pacto: ellos hacen lo que saben hacer mejor y nosotros rockeamos. Punto.

A las personas que nos gusta el rock nos vemos constantemente atacados por un grupete de gente que se siente muy latina porque escucha salsa, latin pop y cumbia, o porque escuchan bastante rock en español. A mi esas riñas me importan un carajo. Yo no soy alienada por escuchar rock en el idioma que sea. El rock se siente en la sangre. Es algo que te hace sentirte libre. Es atemporal e inmortal. Es patear el tablero. Es mandar todo a la mierda. Es liberarse por cinco minutos de todo lo que existe a tu alrededor.

No hay en el mundo ningun otro tipo de música que pueda darte ese tipo de emoción.

Por eso hoy me provocó escuchar ACDC. Porque esto el ROCK y lo demás, a la mierda.