I've got the blues
La tristeza seduce. Si no fuera cierta esa afirmación, el blues no me entraría por cada poro del cuerpo, generando una sensación nueva y diferente con cada aullido de la guitarra. Está llorando, pero me gusta. Amo el masoquismo que tiene para despilfarrar sus penas con la única compañía de una botella de whisky, una guitarra, un piano.
Estas solo, más solo que nunca, nadie te busca, nadie te quiere, todos te odian, ni siquiera te toman en cuenta. Los días pasan, nada cambia, solo empeora. No encuentras trabajo, tus amigos se fueron, tu novio(a) también, ni siquiera tu perro quiere que te le acerques. Estas tan solo que ni siquiera tu mamá se acuerda de ti. Solo estás tu y el vacío entre la botella de whisky que sostienes en la mano y un vaso. La noche infinita y el silencio.
El blue es el inicio de todo. Si buscas la raíz, aquí la vas a encontrar. Esto era lo que le fascinó a toda una generación que buscaba sonidos nuevos en los sesenta. Los rolling stones eran fanáticos consumados, mientras que los Beach Boys y hasta Led Zepellin robaron varias canciones de ellos. Los maestros del blues. Esto es todo.